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CUBILLAS
CUBILLAS Después de la jornada del sábado, las caras de muchos de nosotros denotaban el cansancio de un largo día, que para algunos terminó bien entrada la madrugada. Menos gente que el día anterior, pero la misma ilusión. La mancha pintaba muy bien, puesto que las muestras que se habían visto en el monte durante toda la semana hacían presagiar que estaba cargada de guarros. El sorteo y la salida al monte nuevamente fue impecable y los últimos puestos estaban colocados a las once y media. No parecía que estuviéramos a mediados de diciembre, puesto que la temperatura y el sol nos hacía pensar que disfrutáramos de una jornada de caza primaveral. A eso de las doce se soltaron las rehalas, que esta vez cazaron al encuentro desde el Barrancazo y el Chaparral de Cubillas, siendo el viento como casi siempre decisivo para decantar el careo de los jabalíes. El viento sur cargaba la mancha, y como luego se comprobó, los lances se sucedieron con mayor intensidad en los puestos que ocupaban escapes hacia esa zona. Pronto tiraron los puestos bajos del camino de Guijosa, así como la armada de las Piedras. El tiroteo ahí fue incesante. Del mismo modo, tanto la armada del Mojón Colorado como los primeros puestos de Valdeciervos, fueron afortunados por el paso de piaras, viéndose varias, destacando dos que se salieron entre el cuatro y el cinco de Mojón Colorado de quince y diez guarros respectivamente, que se escurrieron y no se volvieron a ver. De ellas tan sólo nos hicimos con un jabalí. También se escaparon dos grandes macarenos, que tampoco se volvieron a ver en otras posturas. La montería fue discurriendo despacio, ya que las ladras se sucedían así como algunos agarres que hicieron que las rehalas avanzaran lentamente, y no llegaran al choque hasta prácticamente hasta las tres de la tarde.
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