El Pajonal

LaPropiedad

 
  Fecha: 12-11-2017
  Finca: LA RIBERA ALTA
  Provincia: CR
  Organización:   Gescaza
  Nivel:
  Calidad: 3p 4b
   
  15 21 65 5 0  
 
 

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Muchos han sido los años y muchas las veces que mi gran amigo Alberto Covarsí me había llamado para la cita con la niña de sus ojos en cuanto a monterías. Hablar del Pajonal es hablar de una finca de caza menor, donde la ganadería y la agricultura son sus puntos fuertes de explotación, y donde desde hace unas cuantas temporadas el jabalí ha hecho acto de presencia y han comentado a gestionarlo para dar en ella una batida anual. 

Siempre por unos motivos u otros me había sido imposible acompañarlos en la fecha elegida pero este año y por mayo, ya me reservaba el 18 de Enero para esta ineludible cita.

Llegó el día y como decía Chipi, tampoco podía faltar la lluvia a la cita, fiel invitada de esta jornada montera entre amigos. Así, a mi llegada al cortijo de la finca, donde estaba preparado todo para el desayuno, todo eran caras conocidas, cosa de agradecer cada vez que se montea, ya no es solo la incertidumbre de si los puestos están colocados de manera segura, sino la seguridad de que aunque haya alguno conflictivo, los lazos de amistad que te unen al vecino de puesto fomentan el aumento del respeto por la corrida de las reses.

Tras los pertinentes saludos, y muy al estilo Portugués fuimos pasando por la mesa donde Alberto, Francis y Antonio se encargaban de darte un presente tras abonar y recoger el sobre del puesto.

En suertes el tres de la armada que montaba Covarsí y un llaverito muy chulo como recuerdo de éste día. 

Era hora de desayunar, y qué manera de hacerlo, también al estilo de Portugal, migas, huevos, bacon, aceitunas, jamon de york, queso, jamon, chorizo, salchichón, friturías varias como croquetas, empanadillas, palitos de merluza, bolas de queso, dulces varios, cortadillos, galletas, rosquillas, café, colacao, leche, zumos y fantas, ¡madre mía!, aquello parecía el buffet de un hotel.

Y cuando más entretenidos andábamos esperando a ver si la lluvia quería desaparecer y con la despensa llena tras el copioso desayuno, salió de dentro de la nave al porche de las instalaciones el amigo Alberto y comenzó a dar las últimas indicaciones.

Tras  hacerlo, quiso entregar el diploma de montero a una de las arqueras que cobró su primer jabalí y a un joven rehalero que remató por primera vez un cochino en la montería del año anterior, y además resaltó el buen hacer de un montero que respetó varias reses dejándolas cumplir a las posturas de al lado, a pesar de transitar paralelos a su puesto y a distancia de tiro.

Pero como cazar con este magnífico grupo es una caja de sorpresas, justo antes de distribuir las armadas dio la palabra al amigo Jose María Jaen quien entre lágrimas, rodilla al suelo y delante de todos los monteros le pedía matrimonio a su prometida Yasmina que emocionaba aceptaba la propuesta ante el acalorado aplauso de los asistentes. 

Con la cara de asombro de los asistentes y un ambiente de lujo a pesar del mal tiempo, las armadas partían por orden hacia el cazadero mientras un tremendo aguacero caía sobre los vehículos.

Desde el mes de marzo del año pasado no ha faltado ningún día comida en la finca, sembrados de gramíneas durante la época estival y muchísima bellota durante todo el otoño e invierno han sido uno de los factores principales que junto a la tranquilidad de la finca por parte de los organizadores han conllevado que se mantuviese una densidad importante de jabalíes. Como se podía comprobar mientras se recorrían los caminos rumbo a los puestos, dado que todas las cunetas, el sembrado, los bordes del camino, presentaban claros signos de trompadas de los cochinos.

Ya antes de soltar cumplían los jabalíes a los cierres de las manchas, puestos todos de gateras ya que únicamente se coloca una traviesa donde van ubicados una armada exclusivamente de arqueros.

Así, el amigo Quirico observaba de nuevo y por segundo año consecutivo, como una partida de once jabalíes se salía mientras colocaba a los monteros.

Una vez más hay que elogiar el trabajo de las rehalas que abrieron las piaras y dieron muchísimo juego a las diferentes armadas.

La lluvia azotó de principio a fin y nunca mejor dicho porque fue justo al final de la jornada cuando ésta remitió y quedó un día esplendoroso que permitió a los cargueros sacar a gusto y en tiempo todas las reses.

Pero antes de esto, los lances se fueron sucediendo con monteros que disfrutaban hasta de once lances, acertando únicamente dos de ellos. Los hubo mas finos con tres y cinco jabalíes, otros con dos. El amigo Quirico Matamoros se hacía con uno de los mejores navajeros de la finca, un servidor se divertía fallando raposas y rematando a cuchillo un agarre. 

El jabalí mas grande de la finca, que estaba localizado por las cámaras, abandonaba el cazadero por el pantano, cumpliendo en el número uno de mi armada, donde el amigo Jose Luis Naranjo no se pudo hacer con él. Ismael García también tuvo un gran día de caza y la armada de los arqueros también jugaron mas de veinte lances.

Y aquí es donde yo quería llegar, al retirar las posturas y llegar al cortijo, la organización se había preocupado de traer a esta jornada un equipo de la Asociación Española del Perro de rastro de Sangre AEPES, allí esperaban instrucciones los amigos Abdon Cabeza de Vaca y Sergio Rolo con sus inseparables canes, quienes ayudaron a los arqueros a cobrar dos de los jabalíes pinchados y al propio Ismael García a cobrar el mejor de los dos que abatió en esta jornada. Y es que aquí no se queda una res en el campo, siempre debe intentar cobrarse cualquier animal herido, cosa de la que debían tomar nota TODOS los organizadores de monterías.

Sin duda, no había ausencia de detalle en este día y como no podía ser de otra manera, se conformó el plantel en la hierba, con todos los jabalíes bien presentados para la foto, con una Propiedad que estuvo a pié de cañon junto a los componentes del Coto que cuidaron y mimaron todos los destalles, antes, durante y por supuesto después de la montería.

Con la comida podría extenderme otras cinco líneas describiéndola, pero si habéis leido el desayuno, imaginad a la hora de la verdad...Los postres, ¡Una pasada!...

Un año más, esta finca de caza menor se convierte por un día en una jornada de caza llena de amigos, socios del grupo de cazadores de la finca, propiedad, postores y rehaleros, donde el ambiente familiar de padres, madres, abuelos y nietos no falta cada año a igual que mujeres arqueras, monteras y rehaleras. El relevo generacional se palpa cada año en esta gran familia.

Para el año que viene, ya tengo reservado mi sitio...

Fte.: Carlos Casilda

 

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