Los Valles

MonterosdelHito

 
  Fecha: 27-01-2019
  Finca: LOS VALLES
  Provincia: CC
  Organización:   Monteros del Hito
  Nivel:
  Calidad: -
   
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Los Valles

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Los Valles

A pesar de faltar una ‘cosita’ para el grupo de amigos, despedía la temporada Monteros del Hito sobre el papel, cazando la parte de la umbría de la preciosa finca de Los Valles. Esta finca, está situada en la comarca extremeña de Los Ibores, perteneciente a la provincia de Cáceres, y situada entre los términos de Robledollano y Fresnedoso de Ibor.

Sobre las ocho de la mañana, comenzaba el goteo de asistentes al Hotel Rural de Fresnedoso y con un buen ambiente se disfrutó del desayuno mientras Jesús Carrero ultimaba los preparativos.

Un contratiempo de última hora, hacía que un grupo de asistentes se cayera de la convocatoria y a pesar de haber marcadas cuarenta y cinco posturas, finalmente se cazó con treinta y siete escopetas.

Tras las últimas indicaciones, Jesús Carrero agradecía la confianza depositada en él a sus habituales y deseaba suerte en esta última jornada de la temporada. Sin más demora, comenzó a sortear las posturas, habiendo extraído de las armadas los puestos más flojos aparentemente y de las traviesas, dado que era la primera vez que este grupo cazaba esta inmensa mancha.

Las bolas del bingo una vez más fueron repartiendo suerte entre los asistentes, que iban abandonando el local a medida que se iban completando las armadas.

Los primeros en salir, el cierre del Quirola y el del Regato, seguidos por el de Las Colmenas, el de la Umbría y Los Puertos, en éste último iba un servidor y desconozco el orden después de ese momento.

Marcaba el reloj las diez y cuarto de la mañana cuando ya me encontraba atalayando la mancha desde mi postura. Un peñón que cerraba por la parte más pegada a la carretera. El lance no, pero el disfrute estaba asegurado desde punto y hora. Desde ahí, pude contemplar cómo se montaban las traviesas y cómo a las once menos diez entraban las rehalas a los distintos puntos de suelta.

Escasamente quince minutos después abrían portones, primero las de la parte más baja que lindaba a la mancha que se había cazado en la anterior montería, seguidamente las de la suelta intermedia, a medida que avanzaron y, por último, las que se encontraban más pegadas a nuestras posturas.

A los pocos instantes de soltar éstas, los perros arrancan con un vareto que se dirige en alocada carrera hacia la carretera, justo por las espaldas de las posturas, curiosamente, un muflón, corre sin dilación alguna en dirección opuesta a los perros pero hacia ellos, llega un momento en que se cruzan pero ninguno se percata.

Instantes después, un jabalí atraviesa el mismo claro que el muflón, que lo formaba un peñón en el que solo había una chaparra, pero en dirección contraria y poco después unos paterninos bercinos pasan ladrando el rastro, también en dirección a la carretera. Los primeros compases son un descontrol, mi vecino de armada en el dos, se queda con un cochino que le entra a desmano. ¡Buen disparo!

Ahora, los perreros ya han formado la mano, aun así, la caza sigue intentando darse la vuelta, en esta ocasión, es mi vecino del tres quien se hace con otro jabalí.

Escucho mucho movimiento por debajo del peñón, pero no se ve nada por lo espeso del monte en ese punto, deben ser jabalíes.

Hay ladras por todos los puntos, veo a lo lejos como los perros empujan un bonito venado que es abatido por uno de los puestos medios de la primera de las traviesas. Además, suenan disparos en la parte baja que no logro adivinar su ubicación.

Una fuerte ladra empuja ahora una res, cuando la adivino veo dos varetos que pasan de nuevo por el clarete que hay a escasos cuarenta metros del último puesto del cierre de la Umbría, ocupado por el amigo Manina. De haber estado en el claro hace un monterión él solo, porque poco después de pasar los perros con los varetos el que cruza el claro es un bonito venado, una lástima que todo fuera a espaldas de la montería.

Cuando más distraído estaba, otro disparo del tres de mi armada y tan solo me da tiempo a ver rodar el cochino. ¡Menudo puesto!, y no ha hecho más que comenzar.

Los perreros pasan por mi postura y aprovecho para hacer un poco de roza en el monte justo debajo del peñón, a ver si por casualidad, algún animal le da por pasar por lo que he aplastado y así tengo la oportunidad de jugar lance.

Sentar el culo en la piedra justo cuando los perreros se perdían en el fondo del barranco y un disparo del tres, que hace rodar un venado. ¡La madre que parió!

Seguían las ladras y disparos por la parte más baja, eran, la verdad, puestos más apretados y difíciles de cubrir, cuando un disparo seco del seis de la Umbría me llama la atención. La caza, se está viniendo zorreada de vuelta. En esas estaba cuando ahora el dos de mi armada se queda con otro venado. ¡La que están liando los dos ‘pollos’!

Disfruté de la mano de rehalas en la lejanía, viendo cómo empujaban los venados, porque cuando las ladras eran a jabalí solo se veía el blanquear de los podencos en el inmenso montarral que conforma la finca.

Cuando más tranquilo estaba, un rodar de piedras me pone en alerta y casi sin tiempo atraviesa un jabalí la roza que había aplastado, le envié una salva por si acaso, pero de manera infructuosa. ¡Ese a criar!

No me había compuesto muy bien del fallo, cuando mi secretario me avisa de que está escuchando otro. El fuerte viento no me dejaba escucharlo avanzar, pero esta vez estaba preparado, cuando salió al aplasto de monte pero mucho más pegado a nosotros le solté un disparo que le pasó entre las patas. ¡No va, hoy no es mi día!

Todavía, le dio tiempo a mi vecino del tres de quedarse con otro jabalí ya con los perros de vuelta. Y pasadas las tres y media retiraba Jesús Carrero a los cazadores de los puestos y sacaba los perros de la mancha, dado que se tenía conocimiento de que se había disfrutado, y es una mancha muy dura de sacar.

Tras algunas fotos nos retiramos a la comida, donde fueron llegando poco a poco los animales abatidos, una pena que el veterinario no dejase sacar los animales de la pequeña cochera que estaba autorizada como sala de despiece, y no se pudiera sacar una buena instantánea del plantel, al que finalmente se bajaron un total de 19 venados y 20 jabalíes, con dos venados muy bonitos entre ellos.

Con esta guinda, conformaba el final del pastel de esta temporada cazando entre amigos para el grupo que capitanea Jesús Carrero de Monteros del Hito.

Fuente; Carlos Casilda