La temida” ciclogénesis explosiva” anunciada para el sábado, impidió que se celebraran muchas de las monterías programadas para este día.

Toda la mitad sur y oeste de la península -las zonas monteras por excelencia- sucumbieron a fortísimas rachas de viento y lluvia intensa durante todo el día.

Las monterías que se celebraron -que por fechas no hubo más remedio que celebrar- lo hicieron en unas condiciones atmosféricas paupérrimas, y pusieron a prueba la verdadera afición de los monteros. Los resultados cinegéticos pasaron a un segundo plano, diezmándose la totalidad de ellos.

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